viernes, marzo 04, 2005

La grandeza del Arte

En estos últimos tiempos he descubierto el Arte.
Ya antes me paraba a analizar cuadros, esculturas, películas u obras de la arquitectura. Aunque tenía cierta sensibilidad (supongo que adoptada de mis parientes, que en su mayoría eran artistas o artesanos), no me gustaba ir a exposiciones ni museos; aún hoy me da repelús ir a las bibliotecas y a veces hasta me descubro a mí misma dándome pereza ir al cine.

Sigue pasándome esto de la pereza. Adoro las jornadas interminables de brisa marina, tés helados y libros a medio acabar. Pasar página mientras observas el horizonte, mientras te desprendes de tus problemas y de tu vida cotidiana. Pasar página sin leer, sin prestar atención, sólo divagando en un limbo de placer onanista.

El arte no es placer. El placer que se encuentra comiendo, leyendo, o amando, que enriquece el espíritu, el estómago o el corazón, no tiene mucho que ver con éste. El placer de contemplar una obra de arte, regocijarse en su maravilla y actuar cual chupóptero adoptándola para sí, es un placer estéril y que proviene del mero espectador, de la indolencia y la intelectualidad más vana e inútil. El crítico, el pasivo voyeur que nada aporta al mundo y que sólo vive de la belleza de los demás, es ese gran insensible que, pese a mirarse al espejo constantemente, no reconoce su propia alma. Así somos la mayor parte de la gente. Anodinos, fugaces y fatuos... algunos más felices que otros; algunos más sobresalientes, otros más grises. Pero repetibles e infelices en general.

Hablar de Arte es como hablar del color del cielo. ¿Es el cielo azul? Sí. El cielo es azul. O "no, el cielo parece azul, pero no lo es". No hay una gran Verdad sobre el arte como no la hay sobre ninguna cosa; pero está claro que, por encima de las "cosas", previsibles, inmaduras y materiales, está lo divino, la Belleza en sí misma, indescriptible, imposible de analizar para el ser humano... Y mejor por ello. Así pues pocas cosas puedo decir sobre el Arte, pocas que sean certidumbres, pero como ser mortal y fatuo, tengo mis opiniones y pensamiento.

El arte es dolor.
El dolor de un grito inarticulado. El dolor del parto o de la muerte. Mientras que la muerte sólo es la inexistencia de todo, el arte la convierte en el dolor de una nueva existencia: la de la obra imperecedera. Esa obra que nosotros contemplamos y no podemos comprender. Esa obra... el parto doloroso de un artista. "Crear es como parir", dijo alguien. En una ocasión, hace años, dije que era como vomitar. Vomitar también es doloroso. Aunque el vómito no es muy interesante que digamos. La diferencia entre el artista mundano, y el genio. Pero todos sufrimos.

Que el Arte sea dolor, no implica que la obra tenga un aspecto que cause depresión, o tristeza. Eso no tiene nada que ver. Un cuadro puede retratar una belleza feliz y alegre, una escena candorosa, una pasión desenfrenada, o también la muerte, la enfermedad, o la tragedia amorosa. Todo eso son temas que describen la gran comedia que es la vida humana. Las emociones que despiertan son fugaces y nos vienen espontáneamente a la cabeza, o al corazón. Mas el alma que encierra cualquier obra es, por su propia naturaleza, indescriptible e inalcanzable por el intelecto, o los sentidos. Percibimos, si lo analizamos atentamente, ciertas características. La Venus de Botticelli, con esa expresión en sus ojos, inhumana, divina. Pudo un artista reflejar eso con pintura, una mirada sobrenatural, algo que ni siquiera podríamos imaginar. Es esa mirada equiparable a la Galadriel de Tolkien, que tan difícil era de captar por las descripciones del autor. El autor, un artista mundano, que no llegó a la genialidad. Pero es que hay cosas muy difíciles de conseguir.

La muerte, la muerte del Arte que nos acecha hoy en día, es una de las razones más importantes de que la sociedad actual esté en decadencia. Muerto el dolor, muertos los ideales, mueren la esperanza y la luz de algo mejor.

4 Comments:

Blogger zetadoble said...

...yo creo que es un placer masoquista; Al menos, esa es la conclusión tras cinco años en la Facultad de los Aguarrases y que, efectivamente, tiene más de vómito que de parto.Pensándolo bien, es como aquello de la mitología griega de que Zeus gestó a uno de sus hijos dentro de su cráneo y se lo abrió con un hacha para "dar a luz"...

6 de marzo de 2005, 22:33  
Blogger Eduardo Infante said...

El arte no esta muerto...


estaba de parranda.

7 de marzo de 2005, 17:42  
Anonymous Anónimo said...

Según yo lo veo, no: el Arte no es dolor. Si fuera sólo dolor, ni sería Arte ni sería na'

15 de abril de 2006, 10:36  
Blogger woodyalle said...

Creo que las palabras, cuando no pesan, se las lleva el viento...

6 de junio de 2006, 21:23  

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