martes, febrero 08, 2005

Descubro a Irene Cahen

Las cosas nunca suceden porque sí. Hay ALGO que las impulsa, una energía tan negra que no se ve, en la que la presencia de la luz es tan imposible como indeseable. Así es lo desconocido: impenetrable, y sublime por su impenetrabilidad. Una vez se hace el descubrimiento, una vez se ha visto 100 veces, otro tipo de energía entra en escena: la previsilibidad, la costumbre y lo cotidiano de luz diluida y gris. Poco después aprendes a convivir con la novedad que ya no es novedad, y te aburre. El aburrimiento lleva al tedio y al hastío, al amargamiento y al odio. Un flujo que, cuando alcanza la cúspide, vuelve a su punto de partida, con algo nuevo y diferente para explorar.

¿Qué fronteras invisibles pero de senderos accesibles nos quedan al 90% de la gente? Evidentemente, internet. Internet es ese sabio que sin embargo es mudo o no tiene manos. O ese autista que no comprende las cosas más habituales pero conoce o elabora datos a los que ningún ser con una inteligencia normal llega sin mucho esfuerzo. Una fuente de creatividad e información inmensa e inacabable a la que todos podemos tener acceso, que no comprendemos pero en la que tenemos fé absoluta. En internet todo es descubrimiento, tan vasto es el terreno a explorar.
Porque, si no tuviéramos internet, qué habría de nuevo? La Tierra, un globo superpoblado, lleno de países con nombre, meridianos, mapas de relieve y mapas políticos. Por la noche, en la Antártida, la última tierra del mundo, brillan las luces de un campamento plantado en un paisaje lunar. Los investigadores, doctores y demás sacan muestras y juegan a Expediente X. El último valuarte que defendía la Tierra no Descubierta cayó antes de que nacieran nuestros abuelos.

En "El Wendigo", Blackwood nos contaba la historia de unos bosques sin nombre, tan gigantescos que su tamaño parecía perderse en el mismo inconsciente del hombre. En esos bosques, ningún pie había hollado jamás. Nadie sabía qué había allí dentro, qué criaturas morarían por la espesura o por el yermo de más allá. Ese desierto verde que tomaba la forma abstracta del alma humana, poseía a los viajeros que se atrevían a internarse en él, y, por lo general, los destrozaba, excepto en algunos casos, en los que solamente los "cambiaba".
Ese cambio era tan radical que nadie reconocía a aquellos que volvían.

Esos bosques, esas selvas imposibles de imaginar por el hombre, ya no existen. El hombre ha pisado cada metro cuadrado de nuestro mundo. Esa flor en ese prado en esa región deshabitada del país más deshabitado del mundo ya ha sido vista. Ese sitio secreto e increíble, del cual nos creíamos únicos conocedores, ha desaparecido.

Así pues qué nos queda, qué nos queda... Nuestra pequeña alma reducida a las cosas pequeñas de nuestra sociedad acomodada, se agarra a un internet aún a medio domesticar.
Esperad, esperad... ¿Sabeis qué nos depara el futuro? Un Internet educado, civilizado, controlado. Los muros que se están construyendo no se podrán derribar así como así. La gente que puede ser contabilizada en el mundo real, lo será en la red, sólo que en vez de ser meros números seremos meros números en una pantalla gris, en un fondo virtual, en un mundo que no existe.

Un mundo de sueño que sólo existe, pero que no podemos tocar, ni pisar, sólo ver.
Desde este punto de vista... internet reducirá al hombre? ¿Perderemos sentidos, y superdesarrollaremos otros?

Internet no sólo nos abre un mundo sin fronteras, sino una comunicación sin barreras físicas. Así de entrada esto es positivo. Pero... ¿con quién hablamos? ¿Con un ente que sólo existe para nosotros, útil sólo para saciar nuestra necesidad de comunicación? ¿Es aquella persona real? No. No lo es, bajo todos los efectos. La persona a la cual conocemos por la red nunca será una persona. Sus palabras no sonarán igual a través del ciberespacio como en un tete a tete. ¿Por qué?
Simplemente.. porque le daremos la imagen que más nos gusta de nosotros mismos.

Al respecto quería detallar la historia de Irene Cahen, una niña pelirroja nacida gráficamente antesdeayer (ototoi, no?), pero ahora me tengo que ir, así que luego lo cuento....


3 Comments:

Blogger zetadoble said...

...¿Es la misma Irene Cahen de Renoir o es una versión reload?
El Mundo Espejo del que hablas es la maraña actualizada para la Alicia binaria que todos llevamos dentro.

9 de febrero de 2005, 19:53  
Blogger Eduardo Infante said...

Me he acordado que me hice un blog...pero nunca llegué a colgar nada...pero ahora me alegro de poderte por lo menos postear en tu blog "currao"
Una vez mas me maravilla tu forma de escribir.
Tienes razón en una cosa y te olvidas de otra;Internet no puede suplantar a la socialización en el mundo real...es cierto que el hecho de contar con la palabra escrita y mas o menos meditada nos permite mostrar "lo mejor" pero creo tambien que un para un lector educado e intuitivo la letra también es el espejo del alma.

Alguien puede caerte bien o mal no por lo que escribe...sino por el rollo que te dá como lo escribe...al final es lo mismo..existe también la quimica y la complicidad posteadora...Yo no puedo tener ni idea de como eres fisicamente pero puedo deducir varias cosas;Mujer(XD)veintipico-treintaipocos(el estilo)Profesión liberal o artista(muy leida,mucho trabajo solitario,tiempo libre)guapa-aniñada(exaltación adolescente y sindrome de piterpan,eso solo se lo pueden permitir las guapas o las que aparentan mucha menos edad de la que tienen)
¿habre acertado alguna?
un beso y espero que esto te haya divertido/entretenido que esa es la intención...:)

besos:***

10 de febrero de 2005, 2:23  
Blogger Hugo C. said...

Cuidado, Tita... que hasta por la letra te conocen... XD

12 de febrero de 2005, 16:18  

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