martes, noviembre 16, 2004

Cine nipón, parte 1

(y oriental, por extensión)

Si algo me ha atraído siempre de Japón, es su forma de hacer cine. Y es curioso porque me aficioné, de buen principio, con Kurosawa (el "yanki" del cine oriental). Mi película favorita de Kurosawa, después de unos 30 videados, es "Dersú Uzala". Como digo, después de unos 30 videados, a lo largo de mis 26 años tiernos, sigue siendo mi peli favorita, no sólo de Kurosawa, sino del cine en general. De ella tengo el recuerdo de verla de pequeña, una y otra vez, por eso que hacía Dersú de hablar con la Naturaleza. Aunque siempre la quitaba antes de llegar al dramático final. Algo parecido me pasa con "Doctor Zhivago", salvando las distancias.
Luego aparece "Kwaidan", que mi padre graba en BETA bajo el título: "Tres contes japonesos". TV3, por aquél entonces, se portaba bien. "Kwaidan" es una película japonesa de fantasmas, cuyas (no 3, sino 4) historias, son cada una más espeluznante que la otra. Creo que se ha ganado con creces el título de mejor película de terror de todos los tiempos. Kobayashi es el director de esta joya imperdible. Ésta la acabé comprando en DVD. Kwaidan significa "El más allá", o por lo menos eso dice la traducción oficial.
Después de "Kwaidan", el cine oriental deviene para mí, de terror. Teñido de rojo y de blanco, constantemente en mi imaginación: fantasmas de pelo ondulante, ojos de mirada fija, bocas entreabiertas, paisajes surrealistas.

La siguiente obra del cine oriental de terror que veo (debía tener unos 11 años aprox.) es "Onibaba" (Kaneto Shindo). Bueno, no recuerdo el haberla visto, pero sí que soñé con ella muchas veces. Nunca olvidaré esa cara con la máscara, ni esas escapadas nocturnas de la protagonista, entre las hierbas altas, para correr al lecho de su amante.

Después vienen una serie de películas de las que tengo un recuerdo muy borroso, y que poco a poco he ido recuperando: "Cuentos de la luna pálida de Agosto", "Tokaido Yotsuya Kaidan", y otras de las que sólo me quedan imágenes sueltas.

Pasan los años y me olvido del cine oriental, y del cine de terror en general (soy muy muy miedosa), pasan los años pero reincido. Obviamente. Los que me conocen sabrán que me gusta todo lo malo. Si hay algo que no me conviene, ahí estoy yo babeando como una gilipollas. Eso me pasa en el cine. Babeo, mientras me meo del miedo.

Y caigo de nuevo con una peli de terror inencontrable: "La historia de la sirena-vampira" (título aproximado). Un cuento en dibujos animados, con una muchacha de apariencia tradicional que, en menos que chasqueo los dedos, se convierte en un monstruo arrastrante y gimoteante. La historia tiene muchas escenas de vello-frío-nuca, y un tremendo final. Esta peli la vi en el canal33, hace como millones de años, cuando tenía 16. A partir de entonces, las sesiones de anime en casa de mi mejor amiga Romina fueron diarias: Ghost in the Shell, Akira, Wicked City, 3x3 ojos, Urotsukidoshi, etc etc etc, y bodrios insufribles de corte lascivo a tope.

El primer visionado de AKIRA, allá por el 1992-93, en el cine, fue memorable. Resulta un poco estúpido decir esto, parece una chorrada y tal, pero a mí el cine ya me ha salvado varias veces la vida.

Seguro que Bette Davis opinaba como yo.

Próxima parte: cine oriental de terror-que-te-cagas.

1 Comments:

Blogger Hugo C. said...

Ole Ole!
Ya nos ha gustado la primera parte, así que ya estás escribiendo la segunda...
¿Y oigo ecos de Nihonjin Film Fest Vol.1 en tu keli?
(esque mira que suena mal lo de keli, ¿eh?)

17 de noviembre de 2004, 10:56  

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