lunes, noviembre 15, 2004

Cositas positivas

Hoy estoy positiva. Raro, ¿no? Ya que no hay nada exactamente feliz en mi vida. Pero soy feliz, mira por donde. ¿Por qué no?

Esta mañana ha sido totalmente rosa (y como cada lunes, amarilla). Primero me he levantado como si pusiera un pie en el Infierno de Dante. "¡Oh, no, mundo cruel! ¡Otro lunes NO, por favor!" Lo peor del lunes no es el lunes; es que luego vienen el martes, el miércoles, el jueves... Un montón de billetes de metro, un montón de gente respirándote en la nuca, un montón de mañanas delante del espejo, observando des del sueño tu cara aletargada. Y luego, peinarte, lavarte, vestirte, mirar el reloj, pensar por un momento en que no tienes curro, en ¿qué coño haces iendo a clase?, en tu futuro piso compartido, en lo mal que van los TMB, en lo joputas que son los políticos, y en toda una variada y fotografiable serie de mierdas, a cada cual más enternecedora. Un montón de mañanas haciendo, pensando en esto, para que luego, al volver a casa, te espere otro día de lo mismo.
Así que, joder, qué hay de positivo en toda esta basura?

Pues no lo sé. Hoy puse el pie en el Infierno e hice todas esas cosas previsibles. Pensé en lo mal que están los TMB. En comprarme una T-50. En que soy mayor de 25. En los interrail que me pierdo. En mi nueva tarjeta de crédito (VISA VISA, magnífica, roja, roja, roja), en todos esos numeritos que faltan para que se me acabe el dinero (unos 1000 y bastantes). En mis zapatos rosas, maravillosos. Y luego me fui y no me acordaba del maldito número secreto de la susodicha tarjeta ROJA, VISA, PERFECTA. Así que me volví, mema, estúpida, a casa, miré mi número, saqué dinero, y ¡¡por fin!! me fui a japonés.

Hasta ahí, el día pintaba de puta pena.

Así que llego a Nihongo tarde y en medio de un montón de "sumimasen" (lo siento), "ohayoo gozaimasu" (buenos días), y "nemui desu ne" (sueñito que tenía), bueno, en medio de este montón de frases previsibles, me doy cuenta de que soy feliz. De que estoy radiante.
¿Acaso es el hechizo de Ryu sensei? Es posible.
Entonces empieza la clase, suena mi móvil ¡sumimasen! y es una amiga rubia y azul. Apago el móvil. Sumimasen.
La clase se desarrolla especialmente brillante. No doy una. Aparte de esto, todo bien. Las frases empiezan a complicarse. Ejemplo:

"Jita san no ii jinzu desu ne!" Uala, Zita, qué jeans tan cojonudos!
"Arigato" Gracias.
"Jita san no jinzu wa doko no jinzu desu ka?" De qué marca son?
"Watashi no jinzu wa Levi´s no jinzu desu" Pos Levi´s.

Por lo visto eso de las marcas debe ser importante. A mí, mientras me digan que molo, me va guay.
Con el sensei comentamos que "pa decir la marca, como os complicais, no?". El sensei ríe y nos da a entender que los nihones jin molan, y que nosotros sólo somos unos míseros gaijin. ¡Estamos de acuerdo!

Después, clímax total cuando saca un juego de piezas de madera que representan cada sílaba del hiragana. Las pone encima de la mesa y nosotros tenemos que formar palabras lo más rápido posible, y ponerlas en nuestra silla. ¡Quien más haga gana! Alishia san gana, hace unas 14 palabras. ¡Cabrona! Yo quedo en una buena segunda posición. Unas 6 palabras, entre las cuales se cuenta "Sashimi".. ¡adorei!

Vamos al café de Casa Asia -o sea, andamos unos metros-. Parece que la camarera se ha echado nuevo novio.. ¡y es patético! Un rapero chungo. Pos vale. Está de mejor humor y hasta nos ha tomado nota. "Cocacola con hielo. Un cruasán. Un café con leche. Un té de sakura. Un sandwich." Pija.

Hablamos de todo, sobre todo de hombres. ¡¡¡Ahhh!!! Y no miento si digo que ha sido como volver a los 15 años. Sólo nos faltaban las nubes de fresa, las gominolas, y la cherry coke. Me llama un número desconocido ¿quién será? Cuelga antes que pueda pillarlo. Luego me llama mi amiga rubia y azul, y quedamos pa comer (pa que coma yo, basicamente).

¡Uy! Envío un par de sms a Hugo chan y está como soso. Es que los lunes son bastante insuperables. ¿Se habrá vuelto hikikomori? Yo casi.. Joder, mi habitación es un descampado de 2x2m cuajado de pilas de cosas, sobre todo, ropa y libros.

Luego la gente se mueve; unos se van. Leonina san se va; Ivan kun se va. Mi amiga se viene y estamos un rato tomando cacaolat. Alishia san se va.

Vamos a comer; un sandwich. Mientras como, escucho. Miro los cristales de colores de la galería esa tan sórdida del Camello. El airecillo frío entra por todos los agujeros (10 años y aún no han puesto cristales nuevos); modernos, modernos.. os gusta pasar frío, ¿eh? Los pisos cochambrosos en el Raval. Los colchones que encontrais en la calle. Las mantas raídas que comprais de segunda mano. Los perros sarnosos, las bolitas de plástico, las flores artificiales. Joder, qué asquito. Forrad de papel kitsch las paredes de vuestra habitación, y sereis modernos. Ni siquiera hace falta que te mole Almodóvar ;)

Luego mi amiga se ha ido y me he quedado solita, que es como mejor se está (bueno, si lo estás, es mejor decir eso, jiji). Me he fugado al H&M porque me pelaba de frío, y me he comprado unos guantes. En cuanto los he visto, he sabido que eran para mí. En seguida he pensado: joder, como los de Phoebe Cauldfield!

Mi vena consumista se ha disparado del todo cuando he visto una capa negra, corta, de terciopelo, con cosas brillantes. Me la he probado, he sacado la libreta, la he dibujado, he tomado las medidas en palmos, y pa casa, a hacérmela. Anda que pagaré yo 17 euros por algo que me puedo hacer yomismayomisma. Anda que no.

De camino me he dado cuenta de la cantidad de cosas maravillosas que hay en Barcelona. Estamos rodeados de belleza, y no nos damos ni cuenta. Hay una belleza de años, mil veces reelaborada, en todas las esquinas, en cada portal, en cada objeto. Hay un semáforo de los 70s, que se ilumina de determinada forma, así para siempre, hasta que se estropee. Hay unas volutas envejecidas, negras, en aquella casa de ahí.
Y en cambio también hay una belleza espontánea, natural, que surge sin motivo alguno, y que también está en la ciudad. Así la risa de una niña de pelo rubio, la chica en bici que pasa delante mío y me sonríe, el cielo, tan azul, tan transparente. Todo eso que nos dan sin pagar y de lo que consumimos tanto como queremos.

Luego llego a casa, coso, canto, ceno, y aquí estoy. Hikikomoreando.

Liv M.





1 Comments:

Blogger Hugo C. said...

Bueno, me alegro de que tu día fuese tan... anuncio de compresas. Esos son los mejores. Espero que tengas muchos así, y que no sean en plan documental Checheno (si es que en Chechnia les dejan hacer de eso).
Bueno, ya me presentarás a tu amiga pitufina, así pitufaremos todos juntitos XXDDD
Hay que ver lo que hace el lenguaje escrito, ¿no? Dicen que transmite un 10% de lo que pensamos. Imagina un SMS...

Un malvbeso

15 de noviembre de 2004, 22:09  

Publicar un comentario

<< Home